A ti, por ser tan genial ;)
Voy a omitir el nombre de la afectada por querer mantenerse en el anonimato y guardar su integridad como persona, así que la voy a llamar Pepa.
Resulta que un día de verano, Pepa salía del garaje, en su coche, con la ventanilla bajada, cuando tuvo que detenerse porque el conductor del coche que iba delante al suyo, decidió pararse para charlar con un conocido que iba por la calle.
Pepa esperó, esperó y esperó. Y cuando ya se cansó de esperar, sonó el claxon a ver si el de delante espabilaba ¡Y de pronto ocurrió!
De la nada apareció un peatón que se asomó a la ventanilla del coche de Pepa y con aire tranquilo le dijo: "Albóndiga."
Pepa se quedó atónita, y el peatón volvió a la carga: "¡Eres una albóndiga!" Pronunciándolo como si se le llenara la boca al decirlo. Y siguió con su marcha.
En esto Pepa ya estaba enfurecida, y comenzó a soltar por su boca todos los insultos que se le ocurrían.
Pero esto no le sirvió de nada, el mal estaba hecho y no podía vengarse.
Al cabo de dos horas, Pepa volvió cabizbaja y con aire frustrado. Se acercó a mí y me dijo: "¡No te vas a creer lo que me ha pasado! ¡Me han llamado albóndiga!"
El resultado lo podéis imaginar, media hora de risa continua, y una gran historia para contar toda mi vida.
¡Cuidado con los peatones!
Es buenísimo
ResponderEliminarMe encanta, desde hoy le pienso llamar albóndiga a todo el que se meta conmigo
ResponderEliminarLa verdad es que la historia es de lo más gracioso y ofensivo que he oído en mi vida. Desde aquí doy gracias a la protagonista por compartirla conmigo!
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