martes, 15 de mayo de 2012

Rincones con encanto

Aún no he conocido a nadie a quien no le guste Londres. Esta ciudad es maravillosa y no deja de sorprenderme. La semana pasada descubrí dos sitios que me chiflaron. Rincones con ese encanto que hace que te apetezca quedarte allí para siempre. 

 Hace una semana que cambié de escuela de inglés, y no puedo estar más contenta con el cambio. He pasado de una minúscula clase desde la que se oyen los trenes que pasan por la estación de Putney Bridge, a una clase con vistas a un gran parque, lago incluido en Barnes. Aunque parezca un pueblo, Barnes es un barrio de Londres, que está a 25 minutos de Fulham Palace en bicicleta, porque todo hay que decirlo, voy en bici a clase ( esto va por todos los incrédulos y con falta de confianza en mi). 

 Este paseo en bici fue una de las razones por las que decidí cambiarme de escuela, y es que, para llegar a la casita rosa donde me enseñan a hablar decentemente inglés, tengo que pedalear al lado del Támesis, luego atraversar un campo donde los ingleses con sus Barbours y sus Hunters pasean a sus perros, mas tarde cruzo un riachuelo por un puentecito de piedras que me lleva al parque que veo desde mi clase. Al atravesar el parque, doy los buenos días a las numerosas familias de patos, y ya estoy en mi destino final, Barnes. Esto no se acaba aquí, porque además, justo enfrente de mi escuela, hay una cafetería ideal, con cupcakes de todos los colores, y desayunos de morirse... 

 En fin, como podéis ver, para mí es un placer ir a estudiar. Incluso si llueve a cántaros. El otro rincón, lo descubrí el domingo por la tarde gracias a mis amigas, que estaban en Kew Gardens, una zona totalmente desconocida para mi. Nada mas salir del metro, ya me enamoré gracias a la floristería de la esquina, las terrazas de los pubs y cafés llenos de gente, la barbería, la librería apetecible, el sol alumbrando las calles, y su maravilloso y verde jardín botánico, que es digno de visitar. A tan solo unas paradas de metro del centro de Londres, y de camino a Richmond, Kew Gardens nos evade por completo del estrés de la city, y nos hace pensar en lo agradable que es la vida "de pueblo".

domingo, 6 de mayo de 2012

Amistades por sorpresa

Cuando uno se va de casa, abandona su ciudad,su "vida", su entorno, lo primero que echa de menos son las personas que le hacen sentir precisamente, que abandona su vida.

 Desde el primer día que llegue a Londres, he tenido la suerte de sentirme siempre acogida, por unos o por otros, pero nunca he tenido la sensación de solitud o desamparo. Pese a esto, hasta hace poco no me sentía como en casa. Gracias a Dios (y lo digo en sentido literal), he encontrado lo que me hacia falta para estar en Londres realmente contenta y feliz. En la vida nos cruzamos con miles de personas. Algunas, las conocemos y tratamos durante una época puntual, y luego quedan en el recuerdo. Otras, te comprenderán, apoyarán, y te harán reír de tal forma, que serán mucho mas que un recuerdo.

 ***** Quand on s'en va de chez nous, on abandonne notre ville, notre petite vie, notre entourage, ce qui nous manque le plus ce sont ces gens qui nous font ressentir cet abandon. Dès le premier jour où je suis arrivée à Londres, j'ai eu la chance de me sentir toujours accueillie, je n'ai jamais eu la sensation de solitude. Mais je n'arrivais pas non plus, à me sentir chez moi. Grâce à Dieu, j'ai trouvé ce dont j'avais besoin pour être heureuse et joyeuse. Dans la vie on croise beaucoup de personnes. Certaines, on les connais pendant un temps, et ne restent qu'un souvenir. D'autres te comprennent,t'aident, te soutiennent, te font rire, et deviendront assurément plus qu'un souvenir. Parce que VOUS êtes ma "famille anglaise", les filles, je vous remercie.
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