Cosas que sólo haces cuando nadie te conoce

Hay cosas que sólo se hacen o bien, por que nadie te conoce, o bien por necesidad.
En mi caso se han dado ambas circunstancias... Tras mi llegada a Londres, ayer me decidí a descubrir la ciudad y montarme el plan yo solita.

A las 10:30 de la mañana salí por la puerta con mi cámara colgada del cuello, dispuesta a hacer turismo con la única compañía de mi sombra (cuando el sol salía, claro). Pensaréis ¡Qué chorrada! A mi, el no poder comentar algo que me gusta o me disgusta con otra persona me resulta de lo más aburrido, admiro a esa gente que se va de viaje sola, pero desde luego, no es lo mío.

En un museo, esa es otra... ¿A quién le digo: "Que cuadro más bonito"? ¿Al vigilante de la sala? Además, tendría que decírselo en inglés...¡Puf! La mayoría sabéis que el "no hablar" se me da muy mal.

No soy la única que cuando ve a alguien comiendo solo en un restaurante piensa: "¡Qué pena!"
Comer solo NO MOLA. Pero ayer me vencí, lo hice mientras ojeaba una guía de la ciudad.

Lo que desde luego no hago delante de amigos es hablar inglés. Ya sabéis, la vergüenza que padecemos unos cuantos y el miedo a hacer el ridículo. Como a diario no veo  nadie, puedo meter la pata al hablar las veces que me de la gana, con la única presión del tiempo que le hago perder a la dependienta o al taquillero del metro. Menos mal que a partir del lunes empiezo las clases, a ver si me da tiempo a quitarme la vergüenza antes de recibir la primera visita.

Lo que tampoco haría normalmente en Madrid, sería volver a casa con mi café de Starbucks en una mano, y unas flores recién compradas en la otra... ¡Ya sabéis lo peliculera que soy!