Una cena deliciosa

¿A quien no le gusta disfrutar de una buena cena a la luz de unas velas, una chimenea encendida y con un temporal golpeando las ventanas?

Pues si, ese fue mi plan de ayer, romántico, y con mis padres!

Os pongo en situación: Una casita de madera en el monte con vistas a una de las playas más bonitas de España, la chimenea haciendo chirivitas, una mesa rústica, y algunas exquisiteces a degustar.... ¡Apetecible!

Si hay algo que me encanta de la cultura francesa, es que para ellos, sentarse alrededor de una mesa es una ceremonia que hay que respetar, con sus tiempos, sus reglas, sus descansos...

Sin embargo, hay una parte de nuestra cultura española que me gusta aún más, nuestra capacidad de degustar alimentos de diferente tipo a la vez, vamos el picoteo de toda la vida. Algo totalmente inconcebible para nuestro vecinos galos.

Y eso fue lo que hicimos ayer, una reunión franco-española en una mesa.

De las cosas más buenas que hay en el mundo, es un buen foie-gras demi-cuit, creo que no he conocido en mi vida a nadie que no le guste. Y gracias a mi padre, conocedor de caldos, lo acompañamos con un vino de Sauternes (Burdeos), que era una auténtica maravilla. Un vino seco y dulce a la vez que no le puede ir mejor al foie.

Puesto de nuestra tierra, disfrutamos de unas virutas de jamón, de esas que brillan y se deshacen en la boca. Un manjar del que tenemos el orgullo de ser creadores. 

Y sin queso, una mesa no es lo mismo, y ahí pusimos un cabrales asturiano que nos trajo mi hermana de Villaviciosa. Otra delicia, fuerte y con carácter, no apto para paladares delicados, pero un auténtico tesoro para quienes les guste.

Por supuesto, todo esto acompañado de un buen pan gallego, tostado en la chimenea, para darle ese sabor de leña...

Una cena sencilla, fácil y rápida de preparar, pero sobre todo, deliciosa.

Así que  si tenéis que sorprender a alguien, o simplemente os apetece disfrutar de unos sabores exquisitos, aquí tenéis las claves para deleitaros bien.