lunes, 26 de marzo de 2012

Objetivo cumplido: Londres exprimido.

No hay nada para sentirse como en casa, como la visita de unas buenas amigas. El único problema que suponen estas visitas express, es el cansancio post-fin de semana, pero sin duda, merece la pena.

En menos de dos días, exprimimos Londres como si fuera a desaparecer del planeta. Lo hicimos todo: bebimos pintas, visitamos los monumentos más destacados, visitamos mercados, tomamos cafés...y todo ello bajo un sol, que no nos abandonó ni un segundo.

El viernes por la noche me encontré con mis bienamadas Fati, Lola y Marta en Victoria Station para empezar el periplo. Todo hay que decirlo, el debut no fue muy bueno. Con la emoción en el cuerpo, nos saltamos una parada en el metro, y por ello tuvimos que correr por un eterno pasillo del Underground para no pasar la noche bajo tierra.
De nuevo en la superficie, fuimos a tomar la primera cerveza del fin de semana cerca de Covent Garden. Para nuestra desgracia, cuando nosotras llegábamos, los bares ya estaban cerrando. ¡Menos mal que siempre hay amigos para guiarte hacia la juerga!

El sábado por la mañana no hubo opción, Nothing Hill ganó por unanimidad. Después de un buen english breakfast que algunas tuvieron el valor de tomar , pasamos la mañana comiendo fresas mientras recorríamos los diferentes puestos de Portobello Market.  La calle estaba llena de turistas que compraban de todo y de ingleses sedientos de sol, el resultado, un ambiente estupendo.




Dejamos Nothing Hill para ir al encuentro de los "Marta's Friends" en Regents Park College. No tenía ni idea de que hubiera una universidad en medio del parque, y la verdad es que es una maravilla. El acceso es exclusivo para estudiantes, pero tuvimos la suerte de poder entrar gracias a que los amigos de Marta estudian allí.


El sol empezaba a caer, así que decidimos ponernos en ruta a Oxford St. para ir de compras un rato y tomar un café antes de ir a Covent Garden.

En Covent Garden disfrutamos muchísimo. Al entrar en el mercado, oímos gente cantar, como si de un concierto se tratase. Nos acercamos y vimos muchísimas personas rodeando a un señor con su guitarra que cantaba de maravilla canciones toda la vida,de esas con las que te acuerdas de tu padre porque la ponía en el coche cuando viajabais en vacaciones.
Nos tomamos una pinta en la parte baja del mercado, donde creo que tuvimos uno de los momentos más divertidos del fin de semana.

El domingo fue el día más aprovechado. El primer café del día lo tomamos en Tom Tom (114,Ebury St.), me encantó este sitio por varios motivos, el café es delicioso, los croissants buenísimos, el servicio estupendo y  gente que te alegra el día.

De allí fuimos a Harrods, por supuesto hubo que comprar los típicos bolsitos y neceseres con osos por todas partes. ¡Las niñas no podían irse con las manos vacías! Y dando un paseo, fuimos a tomar un brunch a PJ's (52,Fulham Road) por recomendación de un experto.
A todos nos encantó este sitio. Algunos tomaron huevos benedictinos, otros un english breakfast y yo un revuelto con salmón, pero todo estaba delicioso.


Volvimos hacia Knightbridge andando con la esperanza de quemar las calorías ingeridas, y nos paramos en la Roman Catholic Church a alimentar el alma.

Continuamos nuestra jornada al sol, visitando Buckingham Palace, Westminster Abbey, el Big Ben y el London Eye, y después de una parada técnica para descansar, fuimos a Spitafields Market. Ahora puedo entender por qué éste es el mercado preferido por Sabela.
Este mercado es perfecto si te gusta la ropa y accesorios vintage, hay puestos ideales.

Aprovechamos para hacer las últimas compras de regalos y encargos, y cogimos la District Line dirección Victoria para despedirnos.

Y aquí se acaba mi post, que las despedidas nunca me han gustado y siguen sin hacerlo.
Sólo un apunte, como véis, motivos tengo para estar agotada.

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