Yo estaba encantada, pensando que este año disfrutaría sin problema de las procesiones al cambiar mi querida Semana Santa ferrolana, por la de Córdoba. ¡Tonta de mi! Llovió igual en el norte que en el sur. Y los pasos (tronos en mi tierra) fueron poco paseados.
Aún así pude disfrutar de la belleza de Córdoba bajo el paraguas.
Y aunque fueron pocas las procesiones que salieron, reconozco que las que vi, me emocionaron.
Las estrechas calles cordobesas, las saetas cantadas por los devotos, los capirotes (nazarenos), la luz de los cirios, el olor a incienso... un ambiente, que para algunos, resulta realmente emotivo.
Y aunque el Cristo de la Clemencia, como otros tantos pasos, no saliera, fuimos a verlo, con la esperanza de que nuestro próximo encuentro, sea a su paso por las calles de Córdoba.
P.D: Todo hay que decirlo. Al Santo Entierro y a la Virgen de la Esperanza de Ferrol, los eché mucho, mucho de menos. Como a mis primas.
Y NOSOTRAS A TI PICHI
ResponderEliminarY desde Mallorca también...
ResponderEliminar