Me llamó la atención la Rue du Taur por dos motivos, el primero porque me dieron una buena lección de francés al decirme que "taur" significa "toro" en español, y la segunda, porque tiene un encanto especial. Las fachadas de colores, las terrazas de las creperies (buenísimas, por cierto) sin una mesa libre, la salida del cine de verano... Una calle con "charme".
La calle del Toro desemboca en la plaza del Capitole, una plaza que de primeras no me entusiasmó, pero de noche, mi impresión cambió por completo, las luces cambian totalmente el aspecto de la plaza. Eso sí, no me refiero al espectáculo de luces y sonidos de la fachada del Capitolio...Ese es otro tema.
Cualquiera que haya visitado Toulouse, os hablará de las numerosísimas iglesias a visitar ¡Pues yo no! Me salté la regla, pero es que en día y medio que tenía, no me dio para más. Pero eso si, la Catedral la visité, y menuda decepción... Es lo que yo denomino una chapuza. Una iglesia creada a partir de dos, que unieron en diagonal, de tal forma, que cuando se entra, no se ve ni el altar...
Lo único que me llamó la atención fue el órgano, que se encuentra colgado de una de las fachadas.
Algo que me encantó fue el Garona. Siempre me han gustado las ciudades con río, encuentro que le dan una vida especial a éstas, y éste es el caso de Toulouse. Dar un paseo a lo largo del río es simplemente, algo delicioso, y por la noche está precioso.
Por último, el Jardin des Plantes. Un parque muy bonito y agradable, perfecto para hacer un picnic o dormir la siesta a la sombra de un árbol.
En fin, un fin de semana corto, pero aprovechado, y ¿Quién sabe? ¡Quizás vuelva para poder visitar las iglesias!
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