jueves, 30 de agosto de 2012

La Maravillosa Duna del Pyla


¡Por fin lo he hecho!¡Ya he subido la duna más alta de Europa!
Una mañana gris de agosto, me enfrenté a la gran montaña de arena, y con un poco de esfuerzo y un leve dolor en los gemelos, pude disfrutar de las vistas maravillosas que ofrece la cumbre de la Duna del Pyla. Por un lado la Bahía de Arcachon y el océano Atlántico, por el otro, un inmenso bosque verde sin una sola edificación, y de frente, arena y más arena. Algo impresionante.
Durante la subida, los turistas que elegimos no utilizar la escalera, compartimos suspiros de ánimo, y una vez arriba, cada uno desenfundó su cámara para capturar la belleza, con la que una vez más, la naturaleza nos deleita.
El contraste del verde del bosque frondoso, con el beige de la arena de la duna, nos traslada a un oasis en medio del desierto, pero de pronto, al girar la cabeza, la inmensidad del océano nos deja sin palabras… Y piensas en la perfección natural, y en lo pequeño que eres frente al mundo, y cuando estás metido en tu reflexión interna, alguien llega por detrás, y te empuja para acabar como una croqueta. Carcajadas garantizadas.














miércoles, 8 de agosto de 2012

La Ville en Rose

Ya me habían hablado bien de ella, pero he decir que en mi visita express a Toulouse, la ciudad rosa no me decepcionó en absoluto.



El ladrillo que cubre las fachadas de los edificios nos recuerda el motivo del apodo de la ciudad, que a finales de un caluroso mes de julio, estaba más que animada. Calles llenas de gente, plazas cubiertas de terrazas, parques y jardines que acogían a aquellos que buscábamos la sombra...

Me llamó la atención la Rue du Taur por dos motivos, el primero porque me dieron una buena lección de francés al decirme que "taur" significa "toro" en español, y la segunda, porque tiene un encanto especial. Las fachadas de colores, las terrazas de las creperies (buenísimas, por cierto) sin una mesa libre, la salida del cine de verano... Una calle con "charme".

La calle del Toro desemboca en la plaza del Capitole, una plaza que de primeras no me entusiasmó, pero de noche, mi impresión cambió por completo, las luces cambian totalmente el aspecto de la plaza. Eso sí, no me refiero al espectáculo de luces y sonidos de la fachada del Capitolio...Ese es otro tema.


Cualquiera que haya visitado Toulouse, os hablará de las numerosísimas iglesias a visitar ¡Pues yo no! Me salté la regla, pero es que en día y medio que tenía, no me dio para más. Pero eso si, la Catedral la visité, y menuda decepción... Es lo que yo denomino una chapuza. Una iglesia creada a partir de dos, que unieron en diagonal, de tal forma, que cuando se entra, no se ve ni el altar...
Lo único que me llamó la atención fue el órgano, que se encuentra colgado de una de las fachadas.
Algo que me encantó fue el Garona. Siempre me han gustado las ciudades con río, encuentro que le dan una vida especial a éstas, y éste es el caso de Toulouse. Dar un paseo a lo largo del río es simplemente, algo delicioso, y por la noche está precioso.






Por último, el Jardin des Plantes. Un parque muy bonito y agradable, perfecto para hacer un picnic o dormir la siesta a la sombra de un árbol.
 Para llegar al parque, caminamos a lo largo de un paseo muy bonito flanqueado por unos edificios maravillosos, con fachadas llenas de balcones, que recuerdan a los edificios parisinos y en los que te apetece desayunar un café con un croissant...
 
En fin, un fin de semana corto, pero aprovechado, y ¿Quién sabe? ¡Quizás vuelva para poder visitar las iglesias!
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